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El Eternauta en Netflix: entre la adaptación y el mito de una historieta inmortal



Introducción: La nieve que cae sobre nosotros


Una nevada mortal cubre Buenos Aires. Quien la toca, muere. En esa imagen poderosa y ominosa comienza "El Eternauta", la serie argentina que acaba de estrenar Netflix y que adapta, con ambición y respeto, una de las historietas más influyentes del siglo XX. Escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada originalmente por Francisco Solano López en 1957, "El Eternauta" no es sólo un hito del cómic argentino: es un símbolo cultural, una advertencia política y una elegía de la resistencia. En esta reseña crítica vamos a analizar la nueva adaptación protagonizada por Ricardo Darín, su fidelidad al material original, su impacto visual, y el peso histórico que inevitablemente carga.

Una adaptación esperada y esquiva



Durante décadas, "El Eternauta" fue considerado "inadaptable", algo similar a lo que  ha pasado con otras novelas gráficas como Watchmen, o V de Vendetta. Desde los intentos fallidos de Adolfo Aristarain en los 90 hasta el proyecto abandonado por Lucrecia Martel en 2008, la historia de su salto a la pantalla está plagada de frustraciones. Que Netflix haya logrado llevarla a cabo, con Bruno Stagnaro como director y coguionista (junto a Ariel Staltari), es ya un evento en sí mismo. La producción se interrumpió por la pandemia, pero el resultado final, compuesto por seis episodios de 50 minutos, encuentra un delicado equilibrio entre espectáculo y humanidad.

Fidelidad narrativa y actualización estética

La serie respeta la premisa básica de la historieta: una nevada letal comienza a caer sobre Buenos Aires, provocando el aislamiento y la lucha por la supervivencia de un grupo de personajes comunes. Juan Salvo, el Eternauta, es encarnado por Ricardo Darín con sobriedad y calidez. La adaptación actualiza el contexto sin traicionar el espíritu de la obra: hay más diversidad de personajes, una Buenos Aires reconocible pero más contemporánea, y un mayor desarrollo emocional en algunas tramas paralelas. Visualmente, los efectos especiales cumplen con solvencia, estándo a la altura de series actuales  norteamericanas, y se destacan en la representación de los Cascarudos y los ataques de los alienígenas dirigidos por "la Mano".

Recepción crítica: elogios y reservas

Las críticas han sido, en su mayoría, favorables. Diego Lerer (MicropsiaCine) elogió su humanidad y tensión; Diego Batlle (OtrosCines.com) la calificó como "el espectáculo épico que todo lector de la historieta soñó con ver". Otros, como Raquel Hernández Luján (Hobby Consolas), señalan problemas de ritmo y cierta dilución del impacto narrativo por decisiones estructurales. Sin embargo, hay consenso en algo clave: esta no es una adaptación tímida, sino una propuesta audaz que respira amor y  un respeto reverencial por el material de origen.

El peso de la historia: Oesterheld y la tragedia nacional


Pero "El Eternauta" no puede leerse (ni adaptarse) sin tener en cuenta la historia de su creador. Héctor Germán Oesterheld fue secuestrado por la dictadura argentina en 1977. Nunca más se supo de él. Su destino lo convirtió en símbolo de la represión, pero también potenció la carga política de su obra. La primera versión de "El Eternauta" (1957-59) era ya una historia de resistencia colectiva, de héroes anónimos enfrentando lo inabarcable. Pero en su reescritura de 1969, dibujada por Alberto Breccia, Oesterheld dejó de lado las metáforas y volvió la trama una denuncia directa del imperialismo y la opresión.

La serie de Netflix, más cercana a la versión de 1957, evita un posicionamiento político explícito. Pero la historia de fondo sigue ahí: una invasión silenciosa, una nevada que elimina al que sale a la calle, el miedo y la organización popular. No hace falta subrayar los paralelismos: resuenan solos.

¿Es posible adaptar un mito?


El desafío de adaptar "El Eternauta" no es sólo técnico, es simbólico. Esta no es solo una serie sobre alienígenas. Es una obra que, para generaciones de argentinos (y lectores latinoamericanos), representa algo mucho más profundo: el terror a lo desconocido, la esperanza en la unidad, la denuncia de las injusticias, y el valor de resistir incluso cuando todo parece perdido. Convertir eso en entretenimiento audiovisual sin traicionar su esencia es difícil. La serie de Stagnaro lo consigue, aunque no sin tensiones.

Esta obra consigue ser un entretenimiento de manera orgánica, no pretende fascinarnos con sus efectos y espectacularidad (algo que igualmente logra, ya que como hemos dicho antes, nada tienen que envidar a productos de hollywood ), lo hace desde una historia tremendamente bien construida por Oestergeld y dibujada por Solano Lopez, en su material original y unos personajes  escritos maravillosamente, apuntalados en un casting de actores que son lo mejor de la actualidad argentina para su adaptación.

Conclusión: El viajero del tiempo está entre nosotros


"El Eternauta" en Netflix es una adaptación digna, respetuosa y, por momentos, emocionante. No es perfecta, ni lo pretende. Pero logra que nuevas generaciones se acerquen a una obra fundamental de la cultura argentina (y diría yo, latinoamericana). Tal vez el mejor homenaje a Oesterheld no sea convertir su historia en un producto masivo, sino recordarnos, como espectadores y ciudadanos, que la verdadera nevada nunca dejó de caer.

Comentarios

Federico Agüera ha dicho que…
Ya he visto un capítulo y me parece muy buena. Saludos
Tanatos ha dicho que…
si viste solo el primero, te aseguro que vas a flipar, en si es el mas lento y aburrido de la serie (no digo que sea aburrido, sino que es el mas flojo, de ahí en adelante la serie solo sube en calidad y en acción)